Adrián Massanet 31 de enero de 2011 Siento una gran admiración por Malcolm Sutherland, un creador del que ya hemos traído otros trabajos a Blogdecine, hace algún tiempo, y del que he encontrado su nuevo trabajo de casualidad, presentado hace ya varios meses. Otra pieza surrealista, casi kafkiana, que sorprende por su ascetismo, su sobriedad, y las profundas sensaciones que puede provocar gracias a unos elementos mínimos. Cinco minutos y medio en los que nada es lo que parece, con dibujos hechos a mano, con la sencillez como norma, y con el objetivo, logrado, de inquietar al espectador.
Por esta vez, Sutherland se olvida de sus habituales, y deslumbrantes, colores, y minimiza al máximo la paleta, así como la caracterización de su personaje. Merece la pena echarle un vistazo.
Vía | D’LASTFRAME
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